lunes, 10 de diciembre de 2007

Me desperté con el terrible cielo sobre las manos, un viento que asustaba a todo bicho que vuela, en Paternal, nada mal eh. Pero eran eso de las 4 y quería seguir duermiendo, claro. Pensé en mi ventana de Gavilán y puta madre, la abré cerrado bien?, estará todo el piso mojado, el viento habrá podrido abrir la persiana esa que cierra mal y nunca arrglé, concha tuya, no concilio el sueño.
Y sin darme cuenta, dormí unas cinco horas más, abro un ojo, miro los perros, y advierto que ningún aparente insomnio puede conmigo. Ni mi casa inundada, ni el viento y la lluvia y esta Buenos Aires que transpira que da calambre, y que es capaz de darnos una cachetada en el medio de cualquier noche.

No hay comentarios: