domingo, 25 de febrero de 2007

Por lo menos llueve



Llegar un domingo a las 3 am a tu casa después de caminar bajo la lluvia y tirar el paragüas viejo, roto y cansado está bien. Hacerlo después de un domingo tan domingo está mejor. Realizarlo con alguien que te mire y vos lo mires y mojarte y pararte en el medio de la calle porque porqué no...y seguirte empapandote más suele ser lo que yo llamaría indicado.

Hace un montón de años camine por la vereda con mucha lluvia desde Ferro a casa, y nos tiramos en el medio de la calle a tomar agua, a sentir la lluvia un rato cayendo por la impermeable piel. Hoy me acordé de eso cuando estaba caminando sóla por el barrio mojándome y a unos cinco metros de mi puerta paré, dejé la bolsa de plástico en el umbral y me dispuse a hacer de Gavilán una calle para acostarse, y me mojé y miré para el cielo, y lógicamente no se ve una mierda, pero no importaba, estaba ahí dispuesta a mojarme intentando sentirme un poco afuera del paragüas y no sé porqué un poco más libre.
Y miren que tengo muy claro que la libertad no está en el agua y menos en la lluvia que priva de su libertad a todos los que duermen en las plazas del país. Y sé muy bien que mucha agua da vida pero también inundaciones. Pero no era el punto.

Mi hermano llega a casa hace meses completamente empapado, llega con una chica en las mismas condiciones, los miro, me rio y les digo-pero que bobos-no, está muy lindo, estamos mojados pero contentos- contestan, y mientras le doy ropa seca la chica, entiendí de qué se trataba. Algo similar ocurrió hoy.

Prueben la sensación de estirar los brazos y gritar un poco, olvidense de la ropa mojada y el pelo chorreando, no miren sus zapatillas y en una de esas sienten algo parecido a mi en este momento.

Será por eso que por lo menos llueve.