jueves, 10 de abril de 2008

escalera al cielo

A las 7 se levantaron agus y matador. Y ellos nunca madrugan. Debían ayudarme a trasladar la que va a ser mi escalera al cielo (o a la terraza). A las ocho teníamos que estar en una casa en Villa Luro, antes pasar a buscar la chata, que andaba sin chofer, y que Agus iba a manejar por primera vez. La F100 tiene cambios al volante, él, que nunca había manejado semejante monstruo del 80, lo intentó, no sin antes ponerse un poco nervioso por la nueva azaña.
Entonces, a eso de las 7.45 salimos de Floresta, lo levantamos al otro y emprendimos viaje.
La escalera, de muchos metros ella y mucho kilos de hierro y cemento estaba partida tres. Con gran fuerza y mucha onda, levantaron al socotroco y a Gavilan sin escalas.
Mi casa es un ph en un primer piso al fondo, la escalera al cielo aun partida en tres no entra, literalemnte en ningún lado, y obvio, no pasa una puerta y menos pasillo. Entonces, los tres pedazos de hierro quedaron en la calle. Ante muchos intentos de muchos de robarsela, decidimos con los tres obreros que hay en casa construyendo el cielo (o la terraza), ingresarla en algún lugar de la casa.
Los tres muchachos al ver semejante mosntruo de hierro decidieron que muchas ganas de levantarla no tenían, y ante nuestra insistencia, quedamos en empezar el arduo trabajo.
La vecina de enfrente no me quiere. Al ser la sola y joven de la cuadra y al ser ella la vieja y también sola, no soporta que me divierte/que ponga la musica fuerte/que cocine/que me relacione o que se yo y entonces para ella yo vengo a ser la rara o la mas puta o algo así.
Cuando opto por no preguntarle si podía pasar a su terraza y levantar las tres estructuras metalicas, decido entrar por la terraza del vecino que estaba ausente.
Imagen: Agus saltando a la terraza ajena y mirando hacia abjo, nosotros que empezamos desde la calle a escuchar una alarma, despues de unos minutos de afinación de oido, notamos que era la casa en la que no había nadie salvo agus, por lo tanto, gritamos un salí de ahí.
En cuestión de minutos la Federal estaba en la puerta de casa, dos patrulleros y un cuatri, como 10 cobanis, lentes oscuros, cara de qué está pasando aca y Marina riendose sin parar explicando la situación, y ofreciendo disculpas.
Los uniformados dejaron Gavilan no sin antes pedir los datos y así fue que opté pro pedir permiso a la vecina vieja y sola de utilizar su terraza para que la escalera pudiera subirse al cielo (o a la terraza).
Después de mucha fuerza, mucha soga, escalera, cinco hombres, y del apoyo de mi compañera/camarada incondicional a quien le debo la música: Carito, la escalera al cielo reposa ahora partida en tres en la terraza de mis vecinos que si tienen onda, y puedo decir, ahora sí, que en unos días todos juntos subiremos por la escalera al cielo, que por Gavilán anda muy estrellado.