viernes, 25 de mayo de 2007

Queres otro hielo?


Confieso que ayer me quedé en la barra de un bar sentada seis horas, de las cuales se dividieron entre mi entrañable Pampita por un lado y, cuando ella decidió que ya estaba, que el sobre la espereba, yo respiré profundo y decidí que todavía no estaba. Cuatro gin tonic.

Mi hermano dice que no diga que tomo gin , él argumenta que eso es de hombres, y que ante la pregunta de qué estás tomando, mi respuesta sea -vodka con seven up., dice que queda mejor, más de mujer Mari, haceme caso.

Retomo, pocas veces me quedé Sola en una barra en San Telmo, en realidad Sola Sola no, porque estaban ahí la pareja gay que no es (eso se merece otro post), pero de todas maneras, sabía que me iba a ir Sola, que estaba ahí sin nadie para mirar y entenderme sin palabras, sin nadie que oficiara de segunda, así fue que a las 4 am me levanté, saludé a los que quedaban en el bar que ya cerraba sus percianas, caminé una cuadra desierta por San Telmo, encontré un taxi, le indiqué el camino, y mientras el tachero pensaba en si sacarme o no conversación, tiró un

-trabajas o estudiás?

Yo, sin mucha energía y cuatro gin encima, me reí y le dije tristemente -hace demasiados años que nadie me pregunta eso, hace muchos años que yo no puedo no trabajar.

- Ah, entonces no debes aparentar la edad que tenés.

Me sonrío y le digo que eso a esa altura de la noche es un cumplido enorme.

Después de discutir un rato sobre la edad y la soledad (y me acabo de dar cuenta que soledad es igual a sol mas edad, y eso?) . Sí, me puse a charlar de eso con el tachero, y les juro que yo no fui la que sacó el tema, de hecho le dije que me estaba esperando mi marido, por esa cosa de la seguridad o que sé yo. El taxista con cara de payaso triste me responde que era su cumpleaños y que bueno, estaba ahí y se sentía sólo.


Que noche más extraña, y cómo me gusta sentirme adormecida por el gin y su tónica.