miércoles, 21 de febrero de 2007

Sorprendida yo?

Llegar a eso de las 12, encontrar el mismo olor en la escalera, luces apagadas, esperar algo que no estaba, una sorpesa. No sé cuál ni con que pretexto, o mejor dicho lo segundo lo tengo en claro, lo primero a imaginación de cada uno.
Sólo agua en la heladera, entonces vino. Y no pasa nada, ni cambio de sábanas, ni un tenedor en el baño, ni un papel higienico en el patio, nada, todo quieto, estable...(ay cómo odio el equilibrio y la estabilidad) abro la ventana y hace ruido el llamador. De mínima que cambie el aire.
Vivir sóla es así. Y uno no tendría porqué esperar al desodorante en el lugar en donde no lo dejaste cuando te ibas... pero si alguien tiene la llave del depto, entonces sí...un mínimo de ilusión... y como no estamos en una novela de las 3 el cosquilleo se desvanece cuando la llave entra en la cerradura.
Asombro, capacidad de asombro. Palabra inteligente. Sartre advirtió que no había que perderlo. Podés olvidarte la cabeza en la almohada, las llaves en el taxi, el celular en la fiesta, la bombacha en la casa de ni me acuerdo el nombre o el DNI debajo de la cama, pero la capacidad de asombro debe estar a la vuelta de la esquina y a mano de cualquiera.
Intento construir una vida en la que la sorpresa sea lo cotideano, lo rutinario...me estaré equivocando de bolsillo? No tendre que buscar debajo de la cama donde dejé mugre juntandose?

Y... son aquellas pequeñas cosas...sólo eso.