lunes, 10 de diciembre de 2007

saudade, traduccion infiel

buscando saudade encontre esto.

I
Últimamente utilizo mucho la palabra portuguesa “saudade” y algunas personas me han preguntado por su verdadero significado. Creo que se entiende la intención última del término, lo que sobrevuela detrás de dicha expresión. Podría significar nostalgia. O, mejor aún, una mezcla de muchos sentimientos como la añoranza, el pesar, la melancolía, la soledad la tristeza, la pesadumbre o la congoja, todo aquello que te abruma y te recuerda todo lo que pudo haber sido y nunca fue. Realmente no hay una traducción exacta para esta hermosísima palabra portuguesa, tan llena de música. Recuerdo, al respecto, que Valle (o Ramón Gómez de la Serna: he encontrado versiones que atribuyen la anécdota a ambos escritores) solía escribir ermita con hache. Un día, uno de sus discípulos, algo turbado, se dirigió al maestro y le indicó la falta gramatical. Valle le contestó que ya lo sabía pero que así la palabra le parecía más hermosa y evocativa porque “la hache es la torre de la hermita”. Desde entonces, siempre me he imaginado ermita escrita con hache....
Lo que me ocurre con “saudade” es algo parecido, como una bomba de relojería a punto de estallar, Lisboa entera metida en una caja de cerillas, Pessoa buceando recuerdos o la Alfama amamantando nostalgias. Un poco de todo. Porque el recuerdo duele, el dolor duele, la “saudade” duele....
No hace mucho encontré, buceando por Internet, una poesía titulada precisamente “Saudade”, escrita por el gran actor y director brasileño Miguel Falabella en la que explica maravillosamente lo que es la “saudade”. Con mi portugués macarrónico de borracheras en el Barrio Alto y el Chiado, me decidí a traducir, a mi manera (que es siendo todo lo infiel que hay que ser en estos casos), dicha poesía. Mientras trabajaba en ella, escuchaba en la radio una canción de Manolo García que decía algo así como “nana del marinero, nudo de antojos, que nadie te querrá tanto como yo, si ahora pudiese estar mirando tus ojos, iba a estar escribiendo aquí esta canción”. Y eso mismo pensaba yo: si pudiera mirarte los ojos iba a estar yo traduciendo (infielmente) este poema, o preparando un artículo o escribiendo una novela....
II
Pillarse un dedo con la puerta duele. Torcerse el tobillo duele. Un bofetón, un puñetazo y una patada duelen. Pero lo que más duele es la saudade. Saudade de un recuerdo. Saudade de la madre muerta. Saudade de un lugar. Saudade del tiempo que pasa. Todas estas saudades duelen. Pero la saudade que más duele es la saudade del amor que se acaba: es una saudade que nadie sabe cómo detener. Saudade es sobre todo no saber. No saber si ella continúa con sus dolores de cabeza. No saber si todavía usa aquellos pantalones. No saber si fue al dermatólogo como prometió. No saber si dejó de fumar. Si aprendió a aparcar entre dos coches. Si sigue prefiriendo el whisky escocés. Si sigue sonriendo con sus preciosos ojos. Si sigue detestando McDonalds. Saudade es realmente no saber. No saber qué hacer con los días que cada vez son más largos, no saber cómo encontrar ocupaciones que te permitan olvidar al menos unos minutos, no saber cómo detener las lágrimas al escuchar cierta canción, no saber cómo vencer el dolor del silencio. Saudade es no querer saber si ella está con otro y, a la vez, querer. Es no saber si es feliz y, al mismo tiempo, preguntárselo a todos los amigos. Es no querer saber si está más preciosa. Saudade es nunca volver a saber de la persona que más se ama. En alguna otra vida hemos debido haber hecho algo muy grave para sentir ahora tanta saudade.

(lo encontre por acá che)
extrañar.
(Del lat. extraneāre).

1. Desterrar a país extranjero.

2. Ver u oír con admiración o extrañeza algo.

3. Sentir la novedad de algo que usamos, echando de menos lo que nos es habitual. No he dormido bien porque extrañaba la cama.

4. Echar de menos a alguien o algo, sentir su falta. Lloraba el niño extrañando a sus padres.

5. Afear, reprender. Todo es más feo cuando no estás.

6. Apartar, privar a alguien del trato y comunicación que se tenía con él.

7. Rehuir, esquivar.

8. Rehusarse, negarse a hacer una cosa.

molto piu avanti







Mi amigo Palito, que de filosofía, psicología, poesía y demás no entiende un carajo, me dijo una mañana sin dormir:

Lo importante, Mari, no es levantarse, lo importante es en cuánto tiempo.

Me parece que la pegó.
Me desperté con el terrible cielo sobre las manos, un viento que asustaba a todo bicho que vuela, en Paternal, nada mal eh. Pero eran eso de las 4 y quería seguir duermiendo, claro. Pensé en mi ventana de Gavilán y puta madre, la abré cerrado bien?, estará todo el piso mojado, el viento habrá podrido abrir la persiana esa que cierra mal y nunca arrglé, concha tuya, no concilio el sueño.
Y sin darme cuenta, dormí unas cinco horas más, abro un ojo, miro los perros, y advierto que ningún aparente insomnio puede conmigo. Ni mi casa inundada, ni el viento y la lluvia y esta Buenos Aires que transpira que da calambre, y que es capaz de darnos una cachetada en el medio de cualquier noche.